Hubo un diario que escandalizó a todos aquellos que osaron leerlo. Estaba escrito por una mujer que empleaba su cuerpo y su inteligencia como una arma de construcción masiva. Fue una de las primeras mujeres en firmar con su propio nombre los relatos eróticos que protagonizaba. Con ellos hacía vibrar a las mentes más excelsas de un país, incluso era capaz de conseguir que un matrimonio le deseara a ella, al mismo tiempo, con las mismas ganas. Esa mujer se llamaba Anaïs Nin y la diéresis que se aloja en su nombre no es lo único exótico que poseía. Sus Diarios amorosos -compuestos por Incesto (1932-1934) y Fuego (1934-1937)- están publicados en la editorial Siruela. Tal y como escribe Rupert Pole -albacea del legado de Nin- en la introducción al libro, "el diario fue su confidente último y lo escribió ininterrumpidamente entre 1914 y 1977". Esto se traduce en decenas de miles de páginas que esta mujer apasionada y explosiva escribió a lo largo de más de seis décadas.
CATEGORÍA: BIOGRAFÍAS
EDITORIAL: PLAZA & JANÉS
AÑO: 1987 (1978)